El territorio que recorre la A-1702 no podría entenderse sin las masadas y los masoveros: autosuficientes, solitarios, imaginativos. Las masadas son un modo de vida hoy casi perdido, que se mantuvo vivo durante centurias y que aunque hoy parece abocado a la desaparición han condicionado la estructura social, la configuración de las mentalidades y el entorno.
La A-1702 divide en dos el Espacio de Interpretación del Territorio Masías de Ejulve que nos permite conocer el hábitat disperso y el modo de vida de las masadas, un patrimonio natural, cultural e histórico de gran valor, a través de antiguos senderos, perfectamente señalizados y balizados que recorren un importante número de masadas – el Pecino, Los Ordiales, Los Barrancos, Las Monjas, La Solana, el Sartenero – en un territorio especialmente interesante también desde el punto de vista natural y paisajístico.
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Barranco de Cueva Muñoz y cueva del ermitaño
Buena parte del territorio que ocupan las Masías de Ejulve es una zona de relieve atormentado con laderas de fuertes pendientes, cortados rocosos y profundos barrancos que vierten sus aguas al río Guadalope. Un paisaje duro y agreste, con apariencia superficial hostil pero de belleza excepcional. Uno de estos barrancos es el de Cueva Muñoz, a la espalda de los Órganos de Montoro, en la parte ejulvina del Monumento Natural de los Órganos de Montoro. Un paisaje agreste, de fuertes contrastes, con innumerables atractivos como fuentes, densos bosques, varios miradores, árboles singulares, un hocino con cascada activa en momentos de fuertes lluvias, y la presencia de cangrejo autóctono, rapaces rupícolas y cabra montés, además de la cueva del ermitaño, habitada según cuenta la tradición oral por “un gigante” que no era tal sino más bien una persona de gran altura conocido como “el gigante de la cueva Muñoz”, que vivía de una economía de trueque. En el interior de la cueva aún se pueden ver restos del camastro, de las paredes, del horno del pan, etc. A la cueva se puede llegar por un sencillo sendero bien definido y señalizado, de poco más de 2 kilómetros, apto para hacer en familia y con unas panorámicas espectaculares.
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Espectacular balcón sobre THE SILENT ROUTE a la altura de los Órganos de Montoro, y en lo más alto de los mismos. Al mirador se accede desde Las masías de Ejulve por una pista en buen estado. Desde allí podemos disfrutar de unas magníficas vistas sobre las hoces del Guadalope, Montoro de Mequita y el estrecho de la Boca del Infierno.
También se puede acceder caminando desde la masía de Los Barrancos
Más información sobre los Órganos de Montoro.
Mirador del skyline del Alto Maestrazgo
En torno al kilómetro 17,300 de la A-1702, el punto más elevado desde Ejulve antes de iniciar la bajada hacia los Órganos de Montoro por el barranco de los Degollados, merece la pena hacer una parada para contemplar el “Skyline” del Alto Maestrazgo en todo su esplendor.
Desde allí se adivina el gran surco abierto en la sierra por el río Guadalope y se vislumbran de derecha a izquierda los altos de la Coronas de Aliaga marcando el horizonte por el sur, los altos de Pitarque con su Peñarrubia, y detrás las alturas de Fortanete, los altos de la Cañada de Benatanduz y las Muelas de Villarluego y Cantavieja. Un gigantesco retablo de montes, colinas, nubes, bosques y masadas que en las mañanas de invierno se completa con los campos de brumas que ascienden desde los valles marcándolos como regueros.
Un pino solitario, superviviente del gran incendio de 2009, nos señala el punto donde se obtiene la mejor panorámica. El incendio que asoló un rico manto vegetal, que ahora lucha por renacer, nos abrió una ventana extraordinaria para contemplar el territorio que recorre THE SILENT ROUTE.