Villarluengo es una mole de casas que cuelgan sobre el barranco. Es una atalaya de piedra donde la estructura de sus tejados compone una hermosa perspectiva. La plaza está presidida por la iglesia neoclásica de Nuestra Señora de la Asunción enfrentada al sobrio ayuntamiento que abre la plaza. Recorriendo sus calles encontramos vestigios de la antigua muralla que cerró el caserío, alguna casona solariega, el curioso conjunto del lavadero y la fuente, la ermita de Santa Magdalena y el afamado Balcón de los forasteros, que constituye la mejor panorámica de estas alturas. A las afueras se encuentra el imponente calvario, con las hornacinas que escalan y serpean por la montaña.
Villarluengo y Montoro de Mezquita
Montoro de Mezquita
Situada al cobijo de los riscos, sobre el sinuoso fluir del río Guadalope, se encuentra la pequeña pedanía de Montoro de Mezquita, sin duda un enclave singular. Merece la pena desviarse de la carretera y recorrer el pequeño valle que da cobijo a esta población de apenas 10 habitantes que atesora un entorno deslumbrante.