El Cuarto Pelado se inicia con todo su verdor en una encrucijada de caminos.  El entorno que lo rodea es fruto del frío, ya que es uno de los lugares más altos del trayecto. Las lomas que lo circundan  a menudo están cubiertas de nieve y, cuando el sol derrama sus rayos sobre ellas, produce una intensa sensación de bienestar en quien tiene la suerte de disfrutar de esos momentos, de este paisaje.

La muela Monchén

Desde el mirador se puede contemplar cómo se yergue, magnífica, la Muela Monchén, que,  imponente, se corona con un intrincado promontorio de pinos dónde no es difícil perderse en el dédalo de pistas y caminos que lo transitan. En su falda se refugian, bendecidas por la solana de las mañanas, numerosas masías aún llenas de vida.

El mirador de las Dehesas

Parar en el mirador de las Dehesas siempre lleva más tiempo del previsto. En este balcón el tiempo se detiene. Nos encontramos sobrecogidos por las praderas, los bosques, las montañas. Y en las mañanas de niebla es todavía más imponente, la vemos a nuestros pies, protegiendo con su espesura la vida que se mueve a su resguardo.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Configurar y más información
Privacidad