La cultura popular y las fiestas están muy vinculadas con la economía y la sociedad que se desarrolló en estas tierras altas, donde la naturaleza y el clima imponen su presencia de manera constante. El fervor religioso se imbrica naturalmente con los actos profanos, dando como resultado un compendio de fiestas y tradiciones muy arraigadas que han llegado a nosotros sin apenas cambios significativos en su esencia.